Los conservacionistas descubrieron una jirafa pigmea en una zona remota de Uganda hace cinco años.

Según The Telegraph, la jirafa llamada Gimli, de 2,9 metros de altura, fue descubierta por conservacionistas que deambulaban por el parque nacional Murchison Falls en el noroeste de Uganda, África. El animal entrará en los libros de historia natural no por su altura sino por la inherente falta de altura de la especie, que a menudo alcanza los 4,9 m para la jirafa nubia más alta del mundo.

Gimli es el primer individuo conocido de una “jirafa enana”. Cuando las primeras fotografías del animal fueron grabadas y compartidas en las redes sociales, muchas personas no lo creyeron y pensaron que era producto del software Photoshop.

La historia del descubrimiento de Gimli se reveló por primera vez en diciembre de 2020 en la revista BMC Research Notes. El artículo también relata el caso de una jirafa enana similar llamada Nigel, encontrada en Namibia.

Los naturalistas creen que estas dos criaturas representan una rara oportunidad para estudiar cómo el enanismo afecta su capacidad para adaptarse y sobrevivir.

Aunque la afección puede afectar a animales domésticos, como vacas y cerdos, es rara en animales salvajes y nunca se ha registrado en jirafas.

Se desconoce la causa exacta del enanismo en los casos de Gimli y Nigel, aunque pudo deberse a la endogamia por el declive de la especie.

En un momento dado, a finales de la década de 1980, el número de jirafas de Nubia (el mayor de todas las especies de jirafas) se redujo a sólo 78 animales. Actualmente, este número ha vuelto a aumentar hasta superar los 1.500 niños. Dado que más de la mitad de las jirafas salvajes mueren antes de llegar a la edad adulta, tanto Gimli como Nigel tuvieron suerte de llegar a la edad adulta, dicen los expertos.

Sin embargo, ser pequeño en un mundo grande suele aportar pocas ventajas. La altura superior de las jirafas es a menudo una de sus principales ventajas competitivas en la naturaleza, ya que les permite comer hojas de árboles altos.

Sus largas patas también son lo suficientemente fuertes como para matar a un león con una sola patada si intenta atacar.

“Es fácil imaginar que su pequeño tamaño podría hacer que las jirafas pigmeas sean más vulnerables a los depredadores porque no tienen la capacidad de correr y patear de manera efectiva, que son dos de las tácticas de lucha contra los depredadores más efectivas de las jirafas”, dijo el Dr. Michael Brown, científico conservacionista y asociado de la Giraffe Conservation Foundation y el Smithsonian Conservation Biology Institute.